Navegando por la página de Yanko Design me he topado con este curioso diseño de tubo de pasta de dientes. Con él, se pretende optimizar el gasto de la pasta, al mismo tiempo que presenta una solución para su almacenaje y posterior logística.
Propuesta de Sang Min Yu y Wong Sang Lee
Su aspecto es similar al de un brick de batido o de zumo de 330 ml, con el que se pretende por un lado eliminar espacios inaccesibles, lo que minimiza los residuos de pasta en los extremos del contenedor; y por el otro, reducir dos envases a uno. Con ello, se reduciría el número de residuos y el precio de fabricación, además de fomentar el reciclaje.
Ciclo de uso del producto
En mi opinión la idea es buena y original, pero personalmente yo no lo usaría, y la razón es algo tan simple como que no me inspira confianza el sacar un hilillo de material a través de un brick. Me da la sensación de ser algo poco higiénico y me recuerda a los envases de nata o de salsa de tomate, que cuando llevan un tiempo abiertos en la nevera se va formando un cerquillo en los bordes y que genera cierto "repelús". Además, hay que tener en cuenta que se trata de un producto que puede tener una duración de un mes (dependiendo del número de cepillados diarios y de las personas que lo usen), no es algo de usar y tirar, sino que va pillando solera en el vaso de los cepillos de tu cuarto de baño...
Como ya he dicho anteriormente, es una apreciación personal, pero como se me ha ocurrido a mí, otras personas también han podido pensar en algo similar, así que aunque la idea de base está muy bien pensada, creo que convendría darle una vuelta de tuerca más al tema visual y emocional que genera en el consumidor.
Visto aquí.
Ya veo a mucha gente echándosela al café.
ResponderEliminarLa idea es buena, pero creo que falla en la materialización.
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